Cristina Pérez Fernández nace en Almería en marzo de 1989. Los estudios primarios los hizo en el Colegio Virgen del Mar y luego acabó el bachiller en las Jesuitinas. Con cinco años le descubren la enfermedad de Perthes que produce la destrucción de parte del hueso de la cabeza del fémur. Llevó un aparato en una pierna y tuvo que pasar una larga temporada en reposo. Eso hizo que se iniciara en el dibujo. “Desde muy pequeña siento el impulso de dibujar, pero cuando descubro la pintura, me doy cuenta que es el gran amor de mi vida. Tenía yo 11 años. Hice pintura al óleo y desde entonces no lo he dejado”, sostiene.
Quise hacer Bellas Artes pero mi familia decía que siendo de ciencias que hacia estudiando Bellas Artes. “Yo era una niña que sacaba muy buenas notas, y querían que hiciera química. Pero yo quería hacer Bellas Artes”. Esta vocación por el color y las texturas la lleva a licenciarse en Bellas Artes por la Universidad de Granada.
Precisamente es en un intercambio con la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá en Colombia, cuando se define como artista a caballo entre el arte tradicional y el digital, apostando por la fusión de disciplinas y la experimentación de materiales. La tela, el hilo, la fotografía y la palabra como recurso expresivo suelen ser parte de sus creaciones, que destacan por su riqueza cromática, intensidad y gestualidad. Este viaje marcaría un antes y después en su vida. “Me encantó aquella universidad donde estuve 11 meses, y estuve a punto de quedarme. Lloré mucho cuando estaba en el aeropuerto para venirme a España. Fue algo maravilloso y que marcó mucho mi vida. Tuve suerte y conocí mucha gente”.
“Vuelvo a Granada y comienzo mi proyecto final de carrera denominado Unatola y el laberinto de las casas, un álbum ilustrado que ha ido variando con el tiempo. “Con el paso del tiempo este proyecto cuyo texto e ilustraciones son mías ha cambiado”. La ilustradora explica de donde procede el nombre de Unatola. “Siendo pequeña me gustaban las galletas María y como estaba siempre mala del estómago pues no podía comer muchas. Recuerdo una escena donde estaba mi madre en la cocina y no hacía más que pedirle una Tola, y me refería a una sola, una galleta sola”. De ahí que a la protagonista de ese álbum ilustrado se llamara UnaTola.
En ese cuento, Cristina Pérez narra como la protagonista pierde su casa. “Está triste, y a lo largo del cuento va encontrándose con diferentes personas, pero al final se da cuenta de que eso que pensaba que había perdido lo llevaba dentro. Es una búsqueda y una superación personal. Esa idea me surgió en el año 2012”.
En Colombia descubrí mi técnica, que está a caballo entre lo tradicional y lo digital. “Me gusta mucho lo digital y le echo muchas horas. En esa obra hay pintura, fotografía, utilizo tela auténtica, los bosques están hechos de cartulina. Es una técnica que aúna todo”.
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— Independent Premium Sat Jan 19 13:36:00 +0000 2019
Estudia el Ciclo Superior de Modelismo de Indumentaria en la Escuela de Arte de Almería en 2016 y 2017 con el fin de incorporar en su universo creativo, otra de sus grandes pasiones: el diseño de moda. “Estuve con Pura Delgado y estuve genial con ella. Aprendí mucho y lo pasamos muy bien. Empecé haciendo muñecas de trapo y luego me encantaba hacerle la ropa. Me gusta mucho coser, porque mis abuelas siempre cosieron”.
Cristina es una ilustradora que tiene muy claro su trabajo. “Cuando me proponen ilustrar un libro tengo muy clara una cosa, el texto me tiene que inspirar, y si me gusta el texto, las ilustraciones salen solas”.
En su último año del ciclo, recibe el Premio de Artes plásticas y Diseño de Andalucía por su proyecto final Macondo Fusión en la categoría de Modelismo de Indumentaria. Participa en exposiciones colectivas con la asociación cultural almeriense La Duna Cómic.
Actualmente ha publicado dos álbumes ilustrados, uno por cuenta propia, Unatola y el Laberinto de las Casas y Mardeluna, escrito por Rosa Romeral Tejera, escritora madrileña e ilustrado por Cristina, este bonito cuento, inspirado en los derechos de los niños, fue financiado por crowdfunding el pasado julio.
Ya trabaja en su propio proyecto como ilustradora en una obra donde el protagonista es un gato. “Yo haré las ilustraciones y mi compañera Rosa Romeral Tejera hará el texto, somos el dúo dinámico”, añade.