Adriana Rodríguez Morquecho solamente se arrepiente de una cosa, de vender ese vestido Gucci de terciopelo con textura animal print, esa prenda en específico le dolió porque después de la venta se enteró que lo había usado Kim Kardashian y además para rematar, era de su talla.
“Tengo la suerte de encontrar ropa de diseñador, así que la junto y hago una venta especial de ese tipo de prendas, puedes encontrar desde unos pantalones de cachemir italiano de Óscar de la Renta hasta una camisa Armani”, afirma Adriana, la dueña de uno de los bazares más grandes de Facebook: Loleeta Haze.
El bazar de Adriana tiene 3 años y en un sábado normal acuden a él hasta 100 personas. Loleeta Haze tiene su puesto fuera de las instalaciones del metro Chabacano, de donde tuvo que salir porque los policías ya no le permitieron vender en el transbordo, al igual que a otros bazares.
Las ofertas de Bruja Bazar (Foto: Cortesía)
La dueña de Loleeta Haze se distingue con facilidad, usa ropa retro y todas las clientas le preguntan si hay prendas como la que trae puestas para la siguiente actualización. Además, es una experta en tipos de tela, cortes, precios, marcas y tendencias.
“Cada prenda te cuenta la historia de su anterior dueño, —quizá le gustaba mucho ir al cine—, pienso eso cuando dejan boletos en las bolsas, he encontrado unos super viejitos.Constantemente encuentro billetes antiguos con mensajes. Pero nada me impacta más que los vestidos de novia. Hay gente que guarda ese vestido para toda la vida. Pero he hallado vestidos que nunca se usaron, quizá por una decepción amorosa”, especula Adriana Michelle.
Comprar una prenda de segunda mano siempre será de alguna manera llevar la historia de alguien más puesta sobre ti, pero ¿por qué estos bazares le importan a la ciencia?
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“No hay nada más sustentable que lo que ya existe”, dice Maria Fernanada Leduc, la experta en moda y General Manager de Luv.it, una plataforma creada para guiar al cambio sostenible. La ropa de segunda mano es eso, algo que ya existe y que puede tener otra vida a partir de repensar, rediseñar o redefinir.
“Lo que aconsejamos son pequeños cambios, que hacen gran diferencia. Nosotros les recomendamos experimentar y transformar sus prendas. Vuélvanse cazadores de tesoros en tiendas de segunda mano. Aprendan a hacer arreglos básicos. Laven solo cuando sea necesario, sequen la ropa al aire libre y no en secadora, así dura más. Armen un clóset de básicos icónicos y no de tendencias rápidas”, detalla Leduc.
Aprovechar la vida útil de las prendas al 100 % reduce hasta en un 400 % las emisiones de carbono que la industria de la moda genera. Los bazares no solo le dan una segunda vida a la ropa, sino que la aprovechan hasta el último suspiro.
El bazar de Adriana edita camisas y las convierten en crop tops, por ejemplo. Otro caso es el de Verde Olivo Bazar, “aquí nos distinguimos por darle tratamiento especial a la ropa, le arreglamos los defectos, la transformamos para que pueda ser útil”, dice Maria Naranjo Collado. Además, las piezas de tela restantes son usadas para adornar cubrebocas o bolsas.
Verde Olivo Bazar comenzó en Instagram a principios de este año debido a la pandemia, pero crece a pasos agigantados. La prenda más vintage de este bazar fue una blusa de los años 20, blanca con encaje y mangas abultadas. “La compré en otro bazar, y la revendí en el mío”, explica Naranjo.
Los bazares no compiten entre ellos, se compran entre sí para uso personal o reventa, de modo que han creado comunidad, se cuidan entre ellas cuando hacen entregas o incluso se advierten de compradores conflictivos o fraudulentos.
La selección de Verde Olivo (Foto: Cortesía)
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Todos los bazares con los que habló Tec Review son conscientes de que la industria de la moda es la segunda más contaminante del mundo, según datos de Conferencia de la ONU sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD).
150 millones de toneladas de ropa y zapatos son vendidas anualmente en todo el mundo. Y por cada kilo de estas prendas, se producen más 23 kilos de gas invernadero. Pero la contaminación no termina ahí, las telas sintéticas con las que trabajan la mayoría de las marcas de moda rápida tardan muchos años en descomponerse, por ejemplo, la licra puede durar en el planeta hasta 200 años, mientras que las telas naturales como el lino se degradan en 2 semanas, de acuerdo a datos de Luv.it.
Maricela Ramírez Brindis hace un trabajo excepcional. Busca ropa de segunda mano en todos los lugares donde es posible. Conoce a la perfección las marcas mexicanas y son las que más celebra, “la ropa mexicana tiene una calidad incomparable, las telas no se desgastan, el color no se acaba y la textura deja respirar la piel”, así lo explica Maricela, dueña de Bruja Bazar, uno de los bazares más populares de Instagram.
Maricela Ramírez, dueña de Bruja Bazar (Foto: Cortesía)
La calidad que celebra Bruja Bazar tiene una explicación: “una generación atrás, todavía nuestros padres compraban telas e iban al modista a que les hicieran ropa, a nosotros ya no nos tocó. Hace una o dos generaciones solamente se consumía nacional y esa ropa era hecha con telas naturales y las producciones eran pequeñas, por lo que los artículos eran de mayor calidad. Hoy las marcas producen en exceso por lo que las telas naturales son insuficientes, entonces usan telas sintéticas que les permiten controlar la producción masiva”, narra Leduc, especialista en moda.
Maricela toda la vida ha comprado ropa de segunda mano porque su familia tiene un interés muy arraigado por el medio ambiente. El consumo responsable que fomenta Bruja Bazar también resalta los detalles “me he hecho un poco experta en cortes, soy amante de los botones y etiquetas, cuido las prendas como si fueran para mí, las lavo, plancho y reparo”, narra Ramírez.
Una de las historias que más atesora la dueña de Bruja Bazar es un cinturón de plata que consiguió una ocasión que se estaba surtiendo. “Cuando lo ví, me enamoré, había planeado venderlo, pero el señor me contó su historia. Tenía 30 años intentando venderlo y era de su mamá, la historia me conquistó y es mío. Para mí tiene bastante valor, porque perteneció a alguien que amaba”, narra Maricela.
La dueña de Bruja Bazar (Foto: Cortesía)
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“Conozco personas que compran ropa de fast fashion para usarla solo en un evento y la devuelven, ya toda sudada. Con eso quiero decir que la ropa “nueva” está sucia, no sabemos por cuántas manos ha pasado. En cambio la ropa de segunda mano es seleccionada, reparada, lavada, perfumada, planchada, doblada y envuelta como si fuera regalo. No está sucia, ni tiene chinches, y pulgas”, dice Brenda Salas Hernández , dueña de Bazar Bash, un negocio con miles de seguidores.
Cuando compras a marcas de moda rápida le estás dando tu dinero a empresas extranjeras, pero cuando compras a bazares ayudas al planeta, a tu bolsillo y al de alguien más, “Gracias a tu compra yo pagué mi dentista, otro chica más su escuela, ayudan a familias que se quedaron sin trabajo en la pandemia. Hay chicas que se mantienen solas del bazar o mantienen a toda su familia”, dice Brenda.
Bazar Bash, un negocio con miles de seguidores (Foto: Cortesía)
Al comprar en bazares hay mejor trato: “las chicas me confían sus complejos, por ejemplo si están llenitas o muy altas, me preguntan si la prenda les queda o no y yo soy lo más transparente. Mido y les digo la verdad y nunca ocultó si las prendas tienen algún detalle”, expresa la dueña de Bazar Bash.
La creadora de Bazar Bash desmitifica la creencia de que la ropa que alguien más ha usado “está sucia”. (Foto: Cortesía)
Jim Edgar Valdez Paredes estrenó hace poco Piel de Axolotl, y es uno de los pocos administradores hombres de bazares. Se distingue por poner muy en claro su lucha contra el fast fashion.
Jim también hace Drag y algunas de las prendas de su personaje están en la venta en su bazar, algunas de ellas fueron testigos de grandes concursos de baile de Drag-Queen, “la ropa no tiene género, pueden usar con lo que se sientan cómodos y en mi bazar van a encontrar eso”, afirma Valdez.
Algunos otros bazares organizan trueque de ropa cada quince días, este es el caso de Proyecto Palmera, “somos una plataforma ecológica y feminista que busca revolucionar el consumo para que no sigamos dañando al medio ambiente y para que ya no aceptemos las condiciones laborales inhumanas de la industria de la moda. Este proyecto busca que reciclemos y re-usemos lo que ya no utilizamos para así crear una comunidad consciente y un colectivo de resistencia”, explica Ana Karen Jiménez Buerón, fundadora del proyecto.
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Los bazares no usan plástico, todas sus envolturas son compostables, algunas hacen sus tarjetas de papel reciclado y semillas, como es el caso de Verde Olivo Bazar, este agradecimiento por tu compra lo puedes sembrar y obtendrás por ejemplo, un tomate verde.
Las envolturas de Verde Olivo Bazar son 100 % compostables. (Foto: Cortesía)
La mayoría de los bazares entrega en el metro, un transporte colectivo que genera una reducción mucho más efectiva en el uso del transporte privado y por ende la emisión de gases como óxidos nitrosos, monóxido de carbono, dióxido de carbono, compuestos orgánicos volátiles y también macropartículas.
“No debes salir del metro para recibir tu artículo, por lo que solamente gastas un boleto del metro. Yo ofrezco a mis seguidores recetas de comida y mascarillas económicas y sustentables”, dice Débora González, dueña de Pitipu Bazarrr.
Pititubazar (Foto: Cortesía)
Los bazares ofrecen ropa económica y además, la posibilidad de ayudar a más de uno, por ejemplo “Pitipu Bazarr bazar apoya a otras chicas que necesitan dinero, me dan sus prendas y les ayudó a venderlas”, dice Débora González.
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Todos vestimos y calzamos, y aunque comprar en bazares es amigable con el medio ambiente, muchas veces no es posible porque la mayoría de los bazares están en la Ciudad de México o porque simplemente no les gusta.
Pero “cuando compres ropa fíjate en la etiqueta, opta por marcas nacionales, evita ropa hecha en China, India, Vietnam. Aléjate lo más posible de telas como licra, poliéster, nylon y acrílicos”, dice la experta en moda María Fernanda Leduc.
Se gastan 70 millones de barriles de petróleo cada año para producir poliéster, de acuerdo a la ONU. Pero al comprar prendas de materiales naturales evitas el gasto de recursos no renovables.
Efraín Paulino Miranda, coordinador de nacional de Fashion Revolution México, una organización internacional que fomenta la transparencia y trazabilidad de las marcas de moda a través de un índice que evalúa a las marcas en cuanto a Derechos Humanos, laborales y medioambientales, afirma que “el fast fashion o la industria de la moda es la que más emplea, pero el problema son todas las condiciones que no conocemos de las marcas”.