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Los alimentos que más rechazan bebés y niños y qué hacer para que coman de todo – Nexofin

Aunque a la hora de introducir la alimentación complementaria hay bebés que aceptan cualquier comida, por lo general suele ser más habitual que muestren una resistencia a frutas y verduras, e incluso se sumen otros alimentos conforme crece.Los alimentos que más rechazan bebés y niños y qué hacer para que coman de todo – Nexofin Los alimentos que más rechazan bebés y niños y qué hacer para que coman de todo – Nexofin

Los tres alimentos que más rechazo provocan en bebés y niños, según su edad:

De seis a 12 meses

Tanto las frutas como las verduras son alimentos bajos en calorías, lo que puede identificarse en el paladar del bebé como un alimento que no les va a aportar energía. Esto hace que inconscientemente lo rechacen para poder favorecer el consumo de otros más calóricos, como pan, pasta o arroz.

Sin embargo, como padres debemos entender que las frutas y las verduras son alimentos que deben estar diariamente porque les aportan fibra, vitaminas y minerales esenciales para su desarrollo.

Entre dos y tres años

Pasado el periodo de la alimentación complementaria, aparece otro momento crítico en la alimentación. Es la etapa de neofobia, donde rechaza probar nuevos alimentos e incluso deja de comer otros que ya tenía perfectamente introducidos en la dieta.

Es un comportamiento habitual, totalmente normal e innato. Aunque prácticamente cualquier alimento puede ser rechazado sin razón alguna, los más habituales vuelven a ser de nuevo las frutas y las verduras de color verde, indica el portal Bebés y más.

De pequeños evitamos inconscientemente comer alimentos nuevos que pudieran suponer un riesgo para nosotros por ser venenosos, lo cual es frecuente entre los de origen vegetal por ser ciertamente amargos. Este amargor, típico de venenos y tóxicos, nos hace rechazarlos sin razón. Pero además de este rechazo innato a ciertos alimentos, estas son otras dos posibles causas detrás de la neofobia:

Los propios gustos del niño: durante los primeros están constantemente expuestos a nuevos sabores de alimentos, olores, texturas… Ante toda esta oferta, es normal que muchos les resulten extraños o poco apetecibles.

Los alimentos que más rechazan bebés y niños y qué hacer para que coman de todo – Nexofin

Haber experimentado sensaciones negativas con un alimento: como haber sufrido un atragantamiento, tener intolerancia o alergia no diagnosticada o haberse encontrado mal tras la ingesta.

A partir de tres años

Es más frecuente que salga de su núcleo familiar y comience a comer fuera de casa (comedor escolar, casas de familiares, eventos sociales…). Esto contribuye a que su paladar se vaya estimulando y empiecen a notar las diferencias entre las recetas y técnicas de cocina habituales en su casa, y lo que hay fuera. De ahí que haya quienes parezcan comer mejor en casa de la abuela o en el colegio, que en su propia casa o viceversa.

Los alimentos más rechazados en esta etapa siguen siendo las frutas y las verduras, a las que también se empieza a sumar el pescado. Igualmente, hay que recordar que se encuentra en una fase de descubrimiento absoluto de nuevos sabores, lo que hace que puedan rechazar sin razón los que devoraban siendo bebés, o bien comenzar a aceptar de pronto otros alimentos que antes odiaban.

En el extremo opuesto de los alimentos más rechazados se encontrarían aquellos que más aceptación tienen en prácticamente todas las etapas de la alimentación. Estos combinan su sabor dulce con un aporte de calorías medio-alto, como por ejemplo el arroz, la pasta, el huevo, las papas y las grasas saludables. Son muy agradables al paladar y les aportan mucha energía. Esto hace que los elija de forma innata, pues sabe que le aportarán nutrientes y energía suficiente para seguir creciendo.

Ante el rechazo a ciertos alimentos y predilección por otros, los padres podemos caer en el error de dejar de ofrecerle aquellosque le cuesta más trabajo comer y decantarnos por los que prefiere. Pero es fundamental que su dieta sea completa, variada y equilibrada desde que son bebés, pues cada grupo de alimentos tiene unas propiedades determinadas y beneficios.

¿Qué podemos hacer para conseguir que coman de todo sin presiones?

En los bebés de seis a 12 meses, esta etapa de introducción a la alimentación complementaria, lo importante es que los alimentos actúen como estímulo o experiencia más que como fuente principal de nutrientes, porque la leche materna sigue siendo su principal fuente de energía.

Igualmente, hay una serie de pautas que podemos llevar a cabo para favorecer el momento de la comida:

– Hacer que la hora de comer y el ambiente sean agradables.

– Dejar que sea el bebé quien decida cuánto quiere comer.

– Exponerlo a los alimentos en su formato entero para que se familiarice con ellos. Si nunca le hemos presentado un brócoli, es menos probable que se lo coma años después, porque le generará rechazo.

– Entender que pueden llegar a necesitar una exposición de hasta 15 veces un mismo alimento hasta que lo aceptan.

– No forzarle a comer nada: es una etapa de descubrimiento y el objetivo no es que se coman todo, sino que lo prueben, jueguen, se relacionen de forma segura y se diviertan comiendo.

En los bebés de entre dos y tres años, las mismas pautas anteriormente mencionadas servirían también para este grupo. Debemos hacer de la comida un momento placentero, positivo y agradable, y ofrecerle todos los alimentos de forma natural y respetuosa para que de a pocolos vaya incorporando a su dieta.

Por otro lado (y aunque puede resultar un tanto frustrante) no debemos enfadarnos ni irritarnos si no come y entender que la neofobia muchas veces no atiende a razones específicas, siendo una etapa que irá pasando.

A partir de tres años, ya en la primera infancia, son muchos los hábitos que podemos adoptar para que acaben comiendo de todo a lo largo de su vida y teniendo una relación sana y positiva con la comida.

Así, a todos los consejos anteriormente mencionados, se suman también:

– Predicar con el ejemplo: con que nos vean comiendo alimentos saludables es más que suficiente para generar un efecto positivo en su ingesta.

– No restringir el acceso a determinados alimentos: prohibir uno solo generará más ganas de comerlo.

– Involucrarles en los menús preguntando lo que quieren comer y dejando que cocinen o formen parte de la preparación de los mismos.

– No usar sus alimentos favoritos como recompensa, ni otros como castigo.

– No forzarlo a comer ningún alimento. A veces, basta con esperar un tiempo y volvérselo a ofrecer para que lo acepte, pero otras veces será cuestión de ingenio y creatividad en la cocina. Así, por ejemplo, en lugar de ofrecerles una ensalada y un pollo a la plancha, probemos a hacerles un wok de espaguetis integrales con verduras, una pizza casera con verduras y pollo… Tenemos que encontrar el equilibrio entre lo rico, lo saludable y lo divertido.

Fuente: Bebés y más