La propietaria de la tienda de ropa infantil Koke's, ubicada en la calle María de Ferrol, Patricia Portolés, se vio sorprendida el pasado miércoles por la llamada de una amiga que le comunicaba que había intentado en varias ocasiones realizar una compra a través de la web de su negocio y que al entrar en la misma la desviaban hacia una página publicitaria. Y de la sorpresa pasó al disgusto, al comprobar, a través del técnico que le gestiona la web de su comercio, que se la han pirateado desde Estados Unidos y le reclaman 500 dólares por liberarla, para que pueda volver a estar operativa.
Patricia manifestó a este periódico que en ningún caso está dispuesta a acceder a ese chantaje y que la primera medida que adoptaron fue poner la página en construcción, «para ver cómo y si se puede arreglar esta desfeita», dijo. Ayer también presentó la oportuna denuncia en la Comisaría del Cuerpo Nacional de Policía de Ferrol-Narón.
Para la dueña de Koke's resulta incomprensible que alguien desde Estados Unidos se hubiese fijado «en una pequeña tienda de Ferrol», apunta, añadiendo que ella se considera «medio grano de arena en todas las playas del mundo».
Patricia apunta que los perjuicios ocasionados por este ciberataque a su negocio son cuantiosos, ya que, aunque no realiza muchas ventas a través de Internet, la página web era su escaparate y le costó mucho trabajo, esfuerzo y dinero conseguirla.
En este sentido, señala que mantenerla activa implica mucho tiempo y también gasto, porque hay que hacer las fotos, documentarlas e ir cambiando las imágenes para que resulte atractiva e interesante para los posibles clientes.
El hackeo es una actividad que busca comprometer los dispositivos digitales, como ordenadores, teléfonos inteligentes, tabletas e incluso redes enteras, y aunque puede no tener siempre fines maliciosos, actualmente la mayoría de las referencias tanto al hackeo como a los hackers, se caracterizan como actividad ilegal por parte de los ciberdelincuentes, motivados por la obtención de beneficio económico, como ocurre en este caso, por protesta, espionaje industrial e incluso solo por la diversión del desafío.
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