La crisis del coronavirus disparó las solicitudes de quiebra de grandes empresas estadounidenses durante 2020, hasta situar la cifra total en máximos de 2009, en plena crisis económica y financiera.
Según los datos de Bloomberg, un total de 244 grandes empresas se declararon en quiebra, procedentes principalmente de los sectores de la energía, el comercio minorista y los servicios al consumidor. Entre ellos destacan cadenas de grandes almacenes, históricas marcas de moda, propietarios de centros comerciales y empresas dedicadas al deporte y el ocio.
En el sector 'retail', por ejemplo, se registraron 27 solicitudes, y destacan los casos de gigantes como la cadena de grandes almacenes JC Penney, la cadena minorista Stein Mart, la marca de ropa Brooks Brothers (la más antigua que operaba en EEUU hasta la fecha) o el grupo de grandes almacenes Neiman Marcus. En el sector de la energía solicitaron la quiebra 47 empresas con deudas de al menos 50 millones de dólares (unos 40 millones de euros).
También solicitaron el concurso 22 empresas del sector de la salud, como Quorum Health y Thomas Health System, así como otras 22 grandes compañías dedicadas al negocio inmobiliario; entre ellas los propietarios de centros comerciales CBL & Associates y Pennsylvania Real Estate Investment Trust, que se declararon en quiebra en noviembre y con pocas horas de diferencia.
También han sucumbido a los efectos de la crisis sanitaria gigantes empresariales relacionados con el deporte y el ocio, como 24 Hour Fitness Worldwide, Town Sports International Holdings y VIP Cinema Holdings.
Y todo apunta a que en 2021 se mantendrá el aluvión de quiebras de grandes corporaciones en la primera potencia mundial, a pesar de la llegada de las vacunas contra el covid-19. De hecho, los expertos creen que el escenario empezará a complicarse a partir de primavera y que los peores datos llegarán en la segunda mitad del año. En el caso concreto del sector inmobiliario, prevén un empeoramiento a medida de que se vayan agotando las ayudas, como por ejemplo las concesiones a los propietarios, y por la transformación que está viviendo el sector comercial por el impulso de las compras online.
De hecho, el 'retail' vivió un 2020 marcado por el cierre de miles de tiendas, lastradas por los confinamientos, las medidas de distanciamiento social, los problemas en la cadena de suministro y el tirón del e-commerce.
En los últimos meses, las firmas inmobiliarias americanas han irrumpido en la escena económica como salvadores de grandes cadenas de moda en EEUU que han quebrado tras la pandemia del covid-19. La empresa Simon Property Group, sin ir más lejos, ha cerrado varias operaciones corporativas en los últimos tiempos.
Se trata de uno de los propietarios de centros comerciales más grandes del país y en diciembre se hizo con la cadena de grandes almacenes JC Penney, una de las quiebras más destacadas del año.
En verano también se se convirtió en copropietario de Brooks Brothers, una firma de moda masculina con dos siglos de antigüedad que se había declarado en concurso de acreedores por el coronavirus, y recibió el visto bueno para Lucky Brand, una firma especializada en vaqueros y con sede en California, en una operación en la que actuaba como socio de Authentic Brands, controlado por BlackRock y propietario de la revista Sports Illustrated. Durante 2020, Simon Property Group también, junto con Authentic Brands y otro gran propietario de un centro comercial, Brookfield Property Partners, también compró la firma de moda Forever 21.