Ellas son protagonistas. Ellas son jugadoras. Ellas son creadoras. Hace tiempo que las mujeres son algo más que las piernas de Lara Croft en el sector de los videojuegos, pero eso no les libra de sufrir el acoso de un mundo tradicionalmente asociado a la figura masculina. El festival South By Southwest tenía previsto celebrar dos charlas sobre este asunto con varias figuras femeninas destacadas en la industria que han sido objeto del descrédito de algunos de sus compañeros varones. Las amenazas llevaron a la organización a cancelar las ponencias, pero las críticas fueron a más y finalmente las ha recuperado en su programación oficial.
Los organizadores del SXSW -que tendrá lugar en Austin (Texas, EEUU) el próximo mes de marzo- habían proyectado dos mesas redondas ('Un nivel más: superando el acoso en los videojuegos' y 'Punto de rescate: un debate en la comunidad gamer'), pero tuvieron que dar marcha atrás ante la imposibilidad de garantizar la seguridad de los asistentes. Las críticas, entonces, se volvieron en su contra.
¿Unas charlas sobre acoso anuladas, precisamente, por acoso? El fantasma del Gamergate sobrevuela esta paradoja que se ha saldado con una vuelta al punto de partida. Las ponencias seguirán adelante, aunque planteadas de otro modo. "Cometimos un error", aseguró el SXSW en un comunicado el pasado viernes. Cancelar las sesiones "fue una respuesta inapropiada".
El daño ya está hecho. Katherine Cross, Caroline Sinders o Randi Lee Harper rezaban entre las participantes, pero su presencia ahora está en el aire al conocerse que varios instigadores del Gamergate también han sido invitados. "El movimiento que representan nos ha obligado a muchas de nosotras a escondernos. Darles una oportunidad para que digan 'no acosamos mujeres', es absurdo", aseguró Lee Harper a través de la red social Twitter.
Detrás del Gamergate hay todo un movimiento de acoso contra mujeres reconocidas en el campo de los videojuegos que comenzó por el despecho de un novio abandonado, Eron Gjoni, hacia su pareja, Zoe Quinn.
Cuando pusieron punto y final a su relación, Gjoni publicó una serie de entradas en su blog personal en las que venía a decir que Quinn, programadora y creadora del videojuego Depression Quest, le había engañado con el redactor de una web especializada para conseguir críticas positivas hacia su trabajo.
Aunque se demostró que eso nunca ocurrió -detalle menor, en cualquier caso-, los mensajes de Gjoni dieron lugar a toda una corriente de opiniones y ataques en foros como Reddit, 4Chan y 8Chan contra Quinn y su familia, que se vieron obligados a trasladarse temporalmente de residencia.
Pero ella no fue la única afectada. La avalancha de mensajes, insultos y amenazas se extendió contra otras mujeres destacadas en el sector que se pusieron de parte de Quinn, y desde entonces la bola no ha parado de crecer.
La desarrolladora Brianna Wu o la crítica cultural Anita Sarkeesian también se convirtieron en blanco de los detractores. Sarkeesian tuvo que cancelar una charla programada en la Universidad de Utah ante las advertencias de un tiroteo si seguía adelante con ella. Además, como Quinn, también cambió de casa ante los mensajes que la amenazaban de muerte y tuvo el dudoso honor de protagonizar un juego en el que los usuarios podían abofetear su cara a golpe de ratón, como contó aquíThe New York Times.
El sexismo siempre ha sobrevolado el mundo de los videojuegos. Considerado por muchos un terreno masculino, desarrolladoras y creadoras siguen siendo minoría. También las jugadoras, si bien su porcentaje es mayor. En España, por ejemplo, de los 14 millones de usuarios que se cuentan, las mujeres representan el 46%, algo por encima del 44% de Reino Unido, según datos del Anuario de la Industria del Videojuego 2014 elaborado por la Asociación Española de Videojuegos (AEVI). Más excepcional resulta el caso francés, donde las gamers alcanzan el 51%, frente al 49% de varones.
"Si bien es cierto que en el pasado en la industria del videojuego había una mayoría de profesionales y jugadores del sexo masculino, esta tendencia se ha ido corrigiendo con el tiempo y las mujeres tienen cada vez más presencia e importancia", asegura José María Moreno, director general de la asociación.
Moreno refleja una cara de la moneda, pero la otra puede detectarse con un repaso no demasiado profundo a los roles de los personajes femeninos en los videojuegos: mujeres pasivas que en muchos casos son utilizadas como objetos sexuales y representadas con poca ropa o con pechos exagerados. Moreno cree que también esto está cambiando. "Cada vez hay más protagonistas femeninas desempeñando los mismos roles que los personajes masculinos y con apariencias similares. El mayor número de videojugadoras y la proliferación de nuevas plataformas están contribuyendo al cambio. La clave radica en desarrollar videojuegos y contenidos para todos", asegura.
No comparte su opinión Marina Amores, periodista especializada y responsable del documental Mujeres+Videojuegos. Ella cree que "casi no hay protagonistas femeninas" y vincula esta realidad con el factor económico. "Está comprobado que cuando el personaje principal es una mujer, el videojuego vende menos".
No es el único flanco donde se puede comprobar el desigual trato que reciben unos y otras en este campo: las partidas grabadas que se comparten en Youtube hacen pensar que todavía queda mucho camino por recorrer.
Los insultos y las descalificaciones se repiten más de lo deseado y resulta curioso comprobar cómo muchos jugadores mandan a sus rivales femeninas a la cocina, "a fregar".
Como respuesta a este tipo de comentarios, la gamerJenny Hanniver creó el sitio web Notinthekitchenanymore.com, donde recoge las salidas de tono que soporta cada vez que juega una partida en línea.
Muchas aficionadas prefieren regatear la polémica y usan un nick o sobrenombre neutro junto a un avatar masculino. "Los hombres no conciben que pueda gustarte jugar y creen que lo haces sólo para llamar la atención de algún chico. Además, presuponen que vas a hacerlo peor que ellos, por eso adoptan una actitud paternalista o de superioridad", comenta Marina Amores.
Más complicado lo tienen las desarrolladoras y las jugadoras profesionales. Éstas últimas apenas representan un 10% de todos los participantes en torneos y ese porcentaje está algo 'inflado' porque incluye la cuota de ligas exclusivamente femeninas. "Dan por hecho que las mujeres no se lo toman tan en serio como los hombres y que no somos tan competitivas. También dicen que nos educan para que tengamos otras prioridades distintas a las de estar 20 horas jugando".
Por una razón o por otra, las consecuencias son desalentadoras: "no nos toman en serio", asegura Amores, que añade que ellas tienen que demostrar siempre más, justificar que tiene un lugar propio por méritos y por aptitudes, no por el físico o por un "enchufe".
Su análisis es contundente: "es una industria machista, al igual que la sociedad". En España, la situación no ha llegado al nivel de las amenazas del Gamergate, pero cada día hay episodios alarmantes. "Casi a diario tengo alguna persona que se burla o me insulta de forma machista a través de las redes sociales", cuenta Amores al ser preguntada por la repercusión de su documental. "No tiene nada que ver cuando yo hago alguna intervención o aparezco en un vídeo y cuando lo hacen mis compañeros. No te toman en serio. Da igual lo que comentes sobre un videojuego, porque lo que les interesa es qué vestido llevas, lo cual genera un debate inmediato sobre si te follarían o no".
El director de AEVI no está de acuerdo con la idea de que la industria sea machista, aunque reconoce que "lamentablemente, al igual que en otros ámbitos, algunas veces se han producido casos aislados. Moreno cree que no es una cuestión de géneros, sino de talento y de apostar por él por encima de cualquier otra característica. "En la actualidad hay programadoras, diseñadoras, inversoras, ejecutivas y directivas especializadas en distintas áreas, comerciales, jugadoras profesionales, periodistas especializadas, etc... Sí, ya hay mujeres en todos los niveles y cada vez cobrarán mayor relevancia en este universo del videojuego". Hasta que llegue ese momento, Lara Croft tendrá que seguir luchando contra el Gamergate y sus defensores.