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Solo necesitas un traje de baño en la maleta (pero debes elegirlo bien)
Experiencias
Charlamos con Roland Herlory, de Vilebrequin, de desnudarse con glamour y sentido del humor

Por Clara Laguna Solo necesitas un traje de baño en la maleta (pero debes elegirlo bien)

“No soy lo bastante inteligente para trabajar delante de un ordenador”, nos dice Roland Herlory. Pero creemos que sí lo es: hay que serlo para irse a vivir al paradisíaco St. Barth’s, donde disfruta, a ser posible en la playa de la Salinas, “del roce de los vientos alisios, húmedos y calientes sobre la piel” y dirige la firma de bañadores de lujo Vilebrequin .

“Necesito ver gente, percibir las ondas de cada sitio, sentir las calles. Así es como me vienen las ideas a la cabeza. No me gusta estar en lo alto de la torre”, confiesa. Para el CEO, que pasó 30 años en Hermès, ba-ñarse desnudo está muy bien... –“si voy a la playa muy temprano o muy tarde y no hay gente, prefiero nadar desnudo, es verdad", se ríe. "Madrugo mucho para hablar con París y Ginebra, por la diferencia horaria”–pero vestirse ad hoc es mostrar respeto por el otro y una forma de expresarse".Solo necesitas un traje de baño en la maleta (pero debes elegirlo bien)

“De hecho, la palabra ‘traje de baño’ me encanta, para mí tiene que ver con respetar al otro, es una forma de estar. Además, muchos se pasan la vida con un traje oscuro y gracias a estas prendas se permiten sacar su sentido del humor y mostrar quiénes son”.Solo necesitas un traje de baño en la maleta (pero debes elegirlo bien)

“Cuando estás en la playa o la piscina no tienes muchos accesorios con los que mostrar tu personalidad, tienes que elegir una sola pieza para causar una impresión. Para mí la belleza de nuestra marca reside en esa fantasía extrema de los diseños, que viene muy relacionada con la calidad. Tenemos tejidos que, ya esté el bañador seco o mojado, muestra la misma caída, el mismo allure. Eso es elegancia para mí”, nos explica Roland.

Los detalles son los que definen la calidad, el lujo, en sus diseños. “Por ejemplo, si te fijas en los bolsillos –por cierto, ¿sabías que son la parte más cara de los bañadores?–, el estampado respeta el patrón. Cuando uno mira una de nuestras prendas percibe una armonía, pero no sabe por qué. Se debe a esos detalles. Y luego está la comodidad, claro. Es fundamental, especialmente en hombres. Una mujer sí se pone unos zapatos incómodos, por ejemplo, porque le gustan, pero en un hombre esto es impensable. Somos muy egoístas”.

Solo necesitas un traje de baño en la maleta (pero debes elegirlo bien)

El origen de Vilebrequin es una historia de amor : En la década de 1970, Fred Prysquel, un periodista del automóvil, gran amigo de Didier Pironi y otros pilotos de F1 de la época, viajó por el mundo para seguir el Gran Premio. Vio a los surfistas en California, viajó por toda África... y se enamoró locamente de una tropezienne. Como se veia fatal en traje de baño, diseñó uno con el que verse más favorecido, para seducirla.

La firma tiene ciento ochenta tiendas en todo el mundo, algunas de las cuales abren solo en temporada, y refleja todo el glamour de los años 70, de Mick y Bianca Jagger… ¿una elegancia ya perdida? “Bueno, el mundo hoy va muy rápido, es superficial en muchos sentidos. Es importante tomarse tiempo para disfrutar. Recuperar ciertos valores. Eso hacemos con la calidad y los detalles. No se trata de comprar algo por estatus. Si consigo esa funcionalidad y calidad, soy feliz. Pero además, amo la belleza”.

“Hemos de ser capaces de admirar la belleza, que es el nivel más alto de civilización. Por eso voy tanto a museos. Yo necesito ir de vez en cuando, cuando me siento superado… hay algo en tu cerebro que hace click cuando contemplas arte. Y en Europa… ¡hay tanta belleza a nuestro alrededor! Cuando estaba en Hermès lo hacía para desconectar, era mi oxígeno”.

Entre sus museos favoritos por el mundo se encuentra el Leeum de Seúl.“Es muy especial, lo hicieron el arquitecto suizo Mario Botta, el francés Jean Nouvel y el belga Rem Koolhaas. Me fascina que se pusieran de acuerdo y combinaran sus estilos, es emocionante. En la parte de cerámica puedo pasarme horas solo mirando lo transparente y delicada que es".

También le encanta el de Antropología de México, "su historia humana, esas civiliaciones previas a la nuestra. Es como el Louvre, puedes ir mil veces y siempre descubres cosas nuevas. Y la construcción es maravillosa, esos volúmenes de los 70. Tiene una fuente inolvidable".

Y el tercero en su podio, nos cuenta, sería el Frac, en Metz. La antigua comisaria era una mujer que trabajaba con muchas artistas–sin proclamarlo, simplemente lo hacía, de una forma muy bien construida– y allí se mostraba su especial sensibilidad, frágil y fuerte ", cuenta Roland, y se emociona al recordarlo. "Como amante del arte, necesito ser sorprendido. Un susurro, a veces, te toca más que un grito".

Volviendo a una belleza más 'llevable', como la de los trajes de baño, nos explica que querría que Vilebrequin fuera reconocida como la mejor marca de baño del mundo. "Quizá suene pretencioso, pero es así. No quiero que nos extendamos por encima de nuestra esencia, sino que nos mantengamos leales a nuestro ADN: St. Tropez, cómo era pasar el día en la playa en los 70, libertad, sentido del humor… Pero sí quiero que crezcamos a nuestro ritmo natural".

Exactamente el que les ha hecho crecer un 10-20% en los últimos seis años. "Eso es justo lo que quiero. Crecer sin hacer daño. Creo en el ritmo de la naturaleza. También está presente esta idea en nuestra colección denim, que es muy interesante. El denim es un símbolo de los 70, así que también supone volver a nuestras raíces. Hemos buscado un fabricante de alta calidad italiano, sabemos que nos llevará tiempo conseguir credibilidad, pero lo conseguiremos".

Paciencia no le falta a este francés, que viajó de mochilero en los 80 para descubrir que se siente cómodo en cualquier sitio. ¿Cómo se sentía sin móvil, sin Internet…? “Bueno, eran los 80, así que de todos modos no había nada de eso todavía”, se ríe, y explica que de aquella experiencia salió… “ el hombre que soy ahora".

"Aprendí que hay que abrir la mente. No sabía a dónde iba, no reservaba, no sabía dónde pasaría la noche. Necesitaba ser bien recibido y aprendí a recibir a los demás. Al principio es aterrador. Luego abrazas lo otro y te das cuenta de que podrías vivir en cualquier lugar del mundo, el planeta es tu hogar. Puedes sentirte cómodo y libre en cualquier sitio, es abrumador”.

Y hoy, cuando viaja, ¿qué necesita encontrar en una habitación de hotel? “Ahora soy más viejo y viajo mucho por trabajo, así que necesito una buena conexión de wifi. Pero me atraen los hoteles boutique. Quiero sentir el sitio en el que estoy. Hay gente a la que le tranquiliza encontrar una uniformidad, saber lo que les espera. Para mí es aterrador encontrar lo mismo en todas partes. Me gusta que me sorprendan, siempre que haya una buena cama".

Su compromiso con el cuidado del medio ambiente es firme: “Mi filosofía es cuidar el planeta. Primero, como ciudadano. Luego como empresario, creo que las cosas sencillas generan un gran impacto. Pero no quiero utilizar la sostenibilidad como herramienta de marketing. No proclamo que mi empresa es sostenible pero, si me preguntan, digo que intentamos ir en esa dirección”.

A nivel de producción, en Vilebrequin utilizan tejidos reciclados. "Pero ojo, insisto, a veces se usa eso como símbolo eco, y la huella en algunos de estos procesos a veces es aún peor. El mayor reto hoy en día quizá sea el plástico en los océanos. Por eso me encanta un proyecto que tenemos con un tejido específico, de corte más ajustado, que se hace en España, precisamente, a partir de materiales desechados en el mar. El primer paso, de todos modos, es cambiar la mentalidad de la gente”.

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