Roberto Asís y Pamela García de Asís nunca iban a tener una boda tradicional. Pero nadie esperaba tres. La primera acaba de pasar en Cartagena, Colombia, con dos vestidos, unas botas de vaquero rojas, flux blanco y una bola disco.
‘Nuestra boda estaba programada para ser en Cartagena, de donde somos, en diciembre de 2020’, explica Pamela, una reconocidaestilista que ahora vive entre Miami y Bogotá. ‘Lo pospusimos -por la pandemia- y decidimos que deberíamos celebrar esto de diferentes maneras: algo para nuestros más cercanos en la casa de la abuela de Rob, algo para nosotros en Las Vegas, y algo para todos en el casco antiguo de Cartagena.’
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A pesar de que crecieron viviendo uno frente al otro en Cartagena, una ciudad que Pamela describe ‘como un pañuelo’, por lo pequeña, Roberto y Pamela se conocieron un día mientras trabajaban en Miami a finales de 2017, en un rodaje para una tienda de él que vendía artesanías llamada Ciénaga. ‘Rob era el fotógrafo y yo la estilista’, cuenta Pamela. ‘Me preguntó si quería ir a cenar a un chino hoyo en la pared, yo dije que sí, y el resto es historia, supongo’, dice como quién no cree que se acaba de casar.
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Dos años más tarde, Roberto le propuso matrimonio a Pamela durante una cena de Navidad en 2019 en su restaurante favorito de Cartagena, La Vitrola. Fueron tres anillos de compromiso: ‘Un solitario, un anillo de cóctel de esmeraldas vintage y una reliquia familiar’. Además de trabajar como estilista, Pamela también es consultora creativa para marcas, muchas de ellas basadas en Colombia. Pamela describe a Roberto como un verdadero hombre del renacimiento. Esas no son sus palabras, estas sí: ‘Trabaja en todo, desde hostelería hasta fitness y fintech’.
Ahora podrían agregarle, ambos y sin que les quede nada por dentro, el rol de influencers a su LinkedIn. Su cuenta de Instagram, @AsisDeAsis, un regalo de Roberto a Pamela cuando se comprometieron, retrata la manera cómo comparten todos los ítems de su clóset. Esta se ha ganado la atención de miles de personas.
Le pregunto a Pamela cuándo se piensa poner las botas de vaquero rojas que Roberto usó el día de la boda civil: ‘Ya se las robé’, me dice riéndose. ‘No tenemos closets separados, todo está junto en uno’.
En un escenario más tradicional, los ojos estarían posados exclusivamente sobre Pamela el día de su boda, pero ya sabemos que éste no era el caso. Un traje de lino blanco hecho a la medida por la marca colombiana emergente Aguel, joyas de éliou y las botas de vaquero rojas Off-White con el mensaje ‘FOR WALKING’ conformaron el look del novio.
La novia, con su pelo y maquillaje al natural se puso ‘ese’ vestido de Jacquemus. El que usó la modelo argentina Mica Argañaraz en el desfile de primavera 2021, a una hora de París, rodeada de espigas de trigo, a mediados del año pasado.
Pamela admite que Simon Porte Jacquemus es uno de sus diseñadores favoritos de todos los tiempos, ‘vi el vestido de la colección L’Amour en línea y supe que ese iba a ser. Ni siquiera habíamos fijado una fecha oficial todavía’.
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A mitad de la noche, Pamela se cambió a un vestido que le encargó a su amiga de la infancia y diseñadora emergente Estefanía Alvarez. Originalmente lo tenía preparado para su boda en Las Vegas, pero en el penúltimo fitting cambió de opinión. ‘Recuerdo que nos volvíamos locos durante las pruebas para que las alas de mis hombros subieran más y más alto. Estefanía lo hizo realidad con la más exquisita organza de seda. Siempre quise el vestido de fiesta súper extra mini, para combinar con las sandalias Galaxia de Swarovski hasta la rodilla de René Caovilla’. Cuando supieron que el vestido iba para la casa de la abuela de Roberto lo alargaron un poco. Es una señora mayor.
‘Queríamos lograr una estructura exagerada, que a la vez tuviera movimiento para crear drama’, cuenta Estefanía Alvarez desde Colombia. La diseñadora además hizo el vestido de Glenda, la mamá de Pamela, un vestido camisero en organza gazar chocolate, con un fajón que acentuaba su cintura. ‘Pam eligió mi outfit’, continúa Alvarez, ‘un vestido de nuestra segunda colección, nuestro Marea dress en lino lavanda'.
La ceremonia en la casa de la abuela del novio fue realmente íntima y ‘vieja escuela’, según Pamela. Para rendir homenaje a los orígenes libaneses del novio hicieron un intercambio de arras, para simbolizar la prosperidad en la unión. Se llevó a cabo bajo una enorme bola de discoteca, con la madrina y el hermano del novio como testigos. Hoy los novios llevan las monedas en el cuello.
Inmediatamente después de la ceremonia, una réplica del pastel de bodas de seis pisos de Elvis y Priscilla Presley llegó iluminado por bengalas. Hicieron el primer baile con ‘Can’t Help Falling in Love’ de Elvis, mientras la bola disco giraba y fuegos artificiales iluminaron el cielo. A eso le siguió una fiesta a todo dar: comida libanesa, reggaetón, música groove, salsa y son.
Nane Miller, amiga de los novios, cuenta que en un momento en la mitad de la fiesta estaba bailando, y al voltear hacia la casa de la abuela de Roberto vio a los novios rodeados de toda su familia, ‘esta es una casa muy sesentas-setentas, con ventanales horizontales muy largos. Esa imagen, de ellos enmarcada, parecía sacada de una película. Nunca la voy a olvidar’.