EXCLUSIVO: cayó el profesor abusador de Merlo. Martín Alejandro Santillán fue detenido por la Policía tras una investigación llevada adelante por la fiscal Marisa Monti, de la Fiscalía Nº 5 de Morón. El sujeto tenía orden de detención desde septiembre pasado y su captura nacional e internacional ya había sido incluida en el sistema y enviado a todas las fuerzas de seguridad. Finalmente, fue hallado en un pueblo de la ciudad de Colón, en la provincia de Entre Ríos.
El docente, de 48 años, está acusado de cuatro abusos sexuales cometidos contra dos jóvenes mujeres de su entorno familiar: su hija (18) y su cuñada (9). El primero de ellos ocurrió el 10 de marzo de 2014 en una vivienda de la calle Amperes, en la localidad de Parque San Martín, en Merlo (la altura no se publica para no exponer a la víctima).
Allí, según consta en la denuncia realizada por su propia hija, con quien vivía, ella dormía en un colchón de dos plazas en el living de la vivienda cuando llegó el imputado, se recostó a su lado y comenzó a manosearle la parte genital por encima de la ropa. Se masturbó a su lado hasta que la joven logró empujarlo y levantarse. Santillán se quedó dormido al rato. Desde que realizó la presentación judicial no volvió a verlo. Todas las evaluaciones y pericias realizadas a la joven confirmaron la vejación padecida.
La segunda denuncia en su contra fue presentada días después del 25 de agosto de 2017. Allí su cuñada, de apenas nueve años, estaba en ese mismo domicilio de la calle Amperes junto a sus sobrinos, también menores de edad e hijos de Santillán con la hermana de la víctima. Cuando la pequeña estaba acostada en una de las camas mirando televisión, el pervertido le quitó la sábana que la cubría, le bajó los pantalones, le corrió su ropa interior y abusó sexualmente de ella con la excusa de que era para “enseñarle”.
Le nena golpeó al acusado en el rostro y salió corriendo de la habitación. Por supuesto: el violador la alcanzó y la amenazó con que no diga nada porque su mamá la iba a retar. Los abusos en modo tocamientos tenían un antecedente un año antes, mientras la menor estaba en la pileta: ocurrieron por lo menos dos veces. La evidencia reunida con ambas denuncias, la primera realizada por la hija de Santillán y la segunda por la mamá de la nena, suegra del profesor, terminaron por cerrar el cerco en su contra.
“El modo degradante y perverso utilizado para los actos sexuales y la violencia e intimidación ejercida resultaron por demás suficientes para desviar el normal desarrollo sexual de la menor. Santillán promovió y facilitó la corrupción de la víctima”, argumentó la fiscal Monti al solicitar su detención, fundamento avalado por la Justicia de Garantías de Morón. Entonces comenzó su intensa búsqueda.
El 25 de septiembre pasado fue el primer intento para detenerlo, pero no lo hallaron, con lo cual desde entonces quedó vigente la captura. Posteriormente lo fueron a buscar a un precario predio tomado en Mariano Acosta, partido de Merlo, pero tampoco estaba. Allí, de todos modos, los investigadores de la DDI Morón, a cargo de encontrarlo, determinaron que el sujeto poseía un celular distinto a los anteriores, y la antena de ese teléfono, al igual que el de la hermana de la segunda víctima y madre de sus hijos, impactó en San José, un pueblo perteneciente al distrito de Colón.
¿Se habían ido juntos? Santillán no supo que quienes lo buscaban ya tenían su otro teléfono y cayó. Su exalumna, a la que conquistó dando clases, es la madre de sus hijos y priorizó esa relación antes que creer en la palabra de su hermana y lo que padeció.
“Estaba yendo caminando rumbo a su vehículo y así lo ubicaron los agentes de la DDI. Cuando lo interceptaron dijo ser Martín, pero de apellido González, no Santillán. Sin embargo, cuando le mostraron las pruebas en su contra y la orden de captura, terminó confesando. Aparte, sus rasgos son fácilmente identificables, por más que tuviera el pelo un poco más corto”, precisó una fuente de la investigación. Para lograr su detención había una recompensa de dos a cuatro millones ofrecida por el Ministerio de Seguridad bonaerense, que no se ejecutó.
Santillán enfrenta cargos por los delitos de abuso sexual agravado por haber sido cometido por el ascendiente (contra su hija), abuso sexual gravemente ultrajante reiterado en tres hechos (los tocamientos en la pileta y la vez que le bajó la ropa a su cuñada), todos en concurso real entre sí con corrupción de menores por ser una de las víctimas menor de 13 años. Ahora, la fiscal Monti espera su traslado a los Tribunales de Morón para tomarle declaración.